fredag 2 maj 2008 ·

"Ahí viene la perra..."






viernes, 02 de mayo de 2008

“Ahí viene la perra… la que me iba mordiendo…” Arrancó el Festival vallenato y los acordeoneros se ciñen al pecho su musicalidad y hacen que los corazones ansíen un nuevo país.


Por Domínico Nadal, ANNCOL


ImagePero no, los bandidos están ahí, todavía. Vemos que la María Consuelo Araújo es reciclada por una ‘sociedad’ que ha hecho de la muerte su más segura forma de gobernar. La ‘Conchi’ está siendo ahora reciclada como ‘conferencista’. A pesar de que su padre está huyendo y su hermano está preso. ¿Por qué? Pues por narco-paramilitares. Por asesinos del pueblo. Por ‘socios’ de “Jorge 40”.

¿Y cuántos ha asesinado “Jorge 40” –alias Rodrigo Tovar Pupo, nacido en el callejón de la purututú-, para asegurar el poder de los Araújo? Más de 2.500 personas. ¿Y por qué los asesinó? Dice él muy ‘fresco’, ‘porque eran guerrilleros’. Pero la verdad es que eran campesinos e indígenas para robarles las tierras, como antes hacían los Pepe Castro, los Villazón de Armas, etc, etc.

Y el pobre pueblo ve que además de la tierra lo han despojado del Festival Vallenato. Ya no es gratis, como era gratis presenciar los juglares. Ahora está ‘estratificado’. En tres categorías. ‘VIP’ para la ‘sociedad vallenata y sus invitados especiales’, es decir, los cachacos que tienen el poder enmuñecado y a los que hay que ‘rendirles pleitesía’. Los medios para la clase media que mira con cierta envidia a los ‘VIP’ que ven ‘de cerca’ a los juglares y reyes vallenatos. Y la tercera categoría, la del pueblo que tiene con contentarse con ver los ‘músicos, juglares, reyes’ a lo lejos siendo que es de ellos, nacido de su propia entraña.

La música hace olvidar los sufrimientos me decía mi profesor de música cuando intentaba enseñarme a sacarle acordes a un acordeón. Pero lo único que logró es que rasgue… una guacharaca! Y el pueblo siente que su música vallenata es un bálsamo para sus heridas y sufrimientos. Más si es sentida por un corazón enamorado que lleva o le traen una serenata. Ojalá con ‘las ventanas marroncitas’, ‘rosa jardinera’ y ‘la muchachita’ (me dirán viejo, pero apenas tengo 35 años, pero creo que los ‘viejos’ dieron o hicieron una buena época). Claro que hay muchísimas. ‘Nació mi poesía’, ‘Cerro Murillo’, ‘Ausencia’, en fin, miles de miles.

Pero el corazón –y la mente- se ensombrece cuando se sabe que algunos de los cantantes vallenatos se narco-paramilitarizó. Ya sus canciones no suenan igual ni provocan el mismo sentimiento. ‘Poncho’ Zuleta, Diomedes Díaz, Iván Villazón, Silvio Brito, para mencionar algunos de los ‘narco-paracos’. Esos apoyan la muerte, el asesinato, la oscuridad. Entonces no pueden tener ese sentimiento que tiene el vallenato, amor puro, sentir cristalino, vivir incomparable al lado del pueblo y parrandear con ‘mi compadre’ por quien doy hasta la vida porque él sea feliz y si me toca renunciar al amor de mi vida si ya mi compadre la enamoró, pues renuncio.

No sé si afortunadamente o no, pero ese ‘degenere’ de algunos cantantes vallenatos no tuvo que presenciarlo Hernando Marín Lacouture. Un revolucionario de verdad verdad. Un amigo de verdad verdad. Un enamorado de verdad verdad. El de las casi mil canciones. El que le canta al indio, al campesino, a su ‘dama guajira’. Recuerdo ese verso bello que decía: “Ver junta una mujer blanca con una negra/ y que no haya rencilla por el color/”, que resume su inmensa filosfía de amor, el cual seguía “(…) Quiero traer de la guajira el sentimiento/ y de la montaña guerrillera un son de paz/quiero traer para el amor al pecho abierto/ y mi garganta dispuesta para cantar”.

Y la narco-para-política uribista ha disminuído los ‘invitados especiales’. No vino Fachito Santos. No vino ‘el gavilán mayor’, Uribélez, a quien la ‘Conchi’ le enseñó algo de vallenato (ah, y también ‘el buen muchacho’, Jorge Noguera Cotes). Pero mejor, no hacen falta. Porque en la Fundación también se han presentado ‘fracturas’ por la narco-paramilitarización. ¿Recuerdan cuando el año pasado –o el anterior?- pusieron a los pobres muchachitos de la escuela de acordeoneros de la Fundación Festival Vallenato a tocarle a Uribhitler ‘Compae Chipuco’, cuya letra fue revisada por el otro narco-paraco, ‘Poncho’ Zuleta? Pero dejemos la cosa ahí. Sólo quiero consignar que me contaron que los vallenatos cantan cuando pasa la ‘Conchi’: “ahí viene la perra,/ la que me iba mordiendo/ perra cobarde/que mordió a su dueño”.

Y nuestro pueblo colombiano tendrá que seguir luchando para ‘renunciar’ a todos los narco-paramilitares y mandarlos a la cárcel. Incluyendo a los narco-políticos vallenatos y sus narco-paramilitares asesinos. Y rescatar el festival de las garras que se han apoderado de él. ¿Si o no, Tomás Darío?

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